La adolescencia es un período de intenso desarrollo, no solo físico, sino también moral e intelectual; es la etapa en donde se comienza a forjar la personalidad, y el primer paso para hacerlo es rechazar todo lo que se había establecido con anterioridad, es decir, para construir algo nuevo, se debe destruir lo anterior.
Todos pasamos por esa etapa, aunque es cierto, no todos de la misma forma; algunos lo hacen con altibajos y otros de manera combatiente. Aunado a los conflictos provocados por los cambios de actitud, las preocupaciones como padre de familia crecen, pues es en la edad de la Preparatoria donde los hijos exigen más libertades, comienzan a salir con más frecuencia y sus relaciones personales se intensifican.
Por todos los riesgos que ello implica, es complicado mantener la calma y siempre actuar de forma racional ante los hijos, sin embargo, es algo que se debe procurar. Aquí te compartiremos cinco consejos clave sobre cómo ser padre de un adolescente.
Una de las mejores formas de resolver cualquier conflicto es a través de la empatía. Esto no quiere decir sopesar todas las actitudes, sino ponerse en los zapatos de tus hijos.
Piensa en la experiencia propia de adolescencia, en los altibajos emocionales, las actitudes, buenas y malas. Aunque son tiempos distintos, y personalidades distintas, encontrarás un terreno en común, más identificable para saber cómo actuar, o qué decir ante una situación conflictiva.
Es común escuchar la frase de que los jóvenes no escuchan. Y es cierto, la mayoría del tiempo no lo hacen. Algunas de las mejores lecciones que hemos aprendido son después de cometer errores. Sin embargo, nunca estará de más proveerles de toda la información posible.
Advertirles sobre las consecuencias de sus actos, contarles sobre los riesgos a los que están expuestos en determinadas situaciones, es algo que se debe hacer, por más desesperante que pueda ser o aunque cause algunas riñas.
De igual forma, es recomendable conocer a los amigos de tus hijos y a sus padres. La comunicación habitual entre los padres puede funcionar para crear un ambiente seguro para todos los adolescentes que pertenecen al mismo grupo, al tiempo que se pueden ayudar los unos a los otros, haciendo un seguimiento de las actividades de los hijos sin que éstos se sientan vigilados.
Es comprensible que la idea de que todo cuanto hacen tus hijos no es asunto suyo, sea difícil de asimilar. Pero, para ayudar a los adolescentes a convertirse en adultos jóvenes, debes respetar su intimidad.
Si detectas señales de alarma de que tu hijo podría tener problemas, entonces no hay más remedio que invadir su intimidad hasta llegar al fondo del problema. Pero, en caso contrario, debes mantenerte al margen.
En otras palabras, la habitación, libros, correos electrónicos, llamadas telefónicas deben ser algo completamente privado. Es obvio que, por estrictos motivos de seguridad, siempre debes saber dónde están, qué están haciendo, con quiénes están y cuándo volverán a casa, pero no necesitas conocer todos los detalles.
Una manera de procurar una relación tersa es comenzar por la confianza. Deja que tu hijo (a) sepa que confías en él y/o ella. Pero, si se rompe la confianza, tu hijo deberá disfrutar de menos libertades hasta que la recupere.
Experimentar es una de las constates en la adolescencia. Diferente corte de cabello, cambio de estilo, gustos musicales. Estas metamorfosis no siempre son del agrado de los padres, pero tal vez valga la pena pensarlo dos veces antes de oponerse; dejar que hagan con cosas que son temporales e inofensivas, y guardar las objeciones para cosas de mayor trascendencia, como drogas, alcohol o cambios permanentes en su aspecto, como tatuajes.
Que una persona experimente cierta cantidad de cambios es algo normal durante la adolescencia, por lo que no todo cambio debe ser tomado como algo drástico.
Es importante auxiliarse de libros o expertos para reconocer cuáles son las señales de alarma. Esto no sólo aminorará los roces que puedes tener con tus hijos, sino que te puede ayudar a sentirte más tranquilo como padre en esta etapa de constantes altibajos.
Algunos ejemplos de conductas a las que sí debe prestar especial atención son:
Cualquier otro comportamiento inadecuado, irritabilidad, tristeza, que dure más de 6 semanas, también puede ser un signo de algún problema subyacente.
Durante esta etapa puedes esperar que tu hijo tenga algún que otro tropiezo en los estudios o en el comportamiento, pero un estudiante de buenas calificaciones no debería de repente empezar a fallar; ni una persona que suele ser extrovertida debería aislarse de todo el mundo. En tal caso, un especialista podría orientarte para encontrar la ayuda profesional adecuada para él o ella.
En el Colegio Indoamericano, trabajamos de la mano con los padres de familia para lograr la formación integral de los jóvenes, implementando programas que fomenten la toma de decisiones asertivas, mayor participación deportiva, cultural y académica.
Te invitamos a contactarnos y conocer más del INDO, una de las mejores preparatorias en Tlalnepantla, y todo el Estado de México.