La mamá es un personaje sumamente importante en la vida de los seres humanos. La forma en la que la madre interactúa con sus hijos define el comportamiento en la fase de la adolescencia e incluso en la etapa adulta.
El vínculo entre la madre y el hijo se forma desde la gestación, y se va acrecentando durante el nacimiento, la lactancia y posteriormente con el cuidado en los primeros años de vida. Muchas conductas de los adolescentes, tienen su explicación en la relación con su madre principalmente y en su estabilidad emocional y afectiva.
Por ello, poner atención en el rol de la madre es fundamental para el sano desarrollo de los hijos. Los psicólogos dividen la relación que se da con la madre en cuatro diferentes tipos de apegos:
El apego seguro a la madre representa hijos adolescentes con facilidad para relacionarse con personas que no conocen, explorar y conocerse al realizar actividades nuevas cada cierto tiempo sin miedo a equivocarse.
Son jóvenes cálidos, afectuosos y empáticos con los demás y con su entorno. Son personas con la capacidad de entender sus sentimientos, externar lo que les sucede de una forma asertiva y normalizar su estado de ánimo por sí mismos.
Estas características de la personalidad son resultado de madres igualmente capaces de expresar sus sentimientos y atentas a sus hijos.
Son jóvenes distantes, con dificultades para entender y expresar sus sentimientos y, por lo tanto, con los otros.
Esto se debe a que el hijo se acostumbra a no tener contacto con la madre, por lo tanto, evita la cercanía y la conexión emocional con las personas previniendo ser rechazado.
Estos jóvenes tienen un tremendo miedo a perder a la madre y a las relaciones personales que construyen. Son personas que prestan mayor atención a la afectividad negativa y literalmente ignoran las muestras de afecto positivas. Incluso en sí mismos, reconocen con mayor facilidad las emociones negativas que las positivas.
Estas conductas son resultado de mamás inconsistentes con sus muestras de afecto; a veces se involucran de más en la vida de los hijos y a veces los rechazan. Son inconsistentes, impredecibles y poco expresivas.
Son jóvenes con personalidad agresiva y violenta con ellos mismos y tienden a culparse de las reacciones del otro, aceptando cualquier tipo de agresión hacia su persona. Suelen pensar que son ellos quienes “provocan” las reacciones negativas de los otros.
Se responsabilizan excesivamente de lo que sucede a su alrededor y una vez que se cansan de asumir este papel pueden pasar al otro extremo: culpar a los demás de todo lo que les sucede.
Este modelo se reproduce cuando la madre expresa rabia, y llena a los que les rodean de reproches y agresividad verbal o física.
Ser mamá es una de las responsabilidades más grandes en la vida y uno de los roles con mayor influencia en la sociedad. Lo complicado de esta tarea es que te tienes que entender primero, aceptar tu historia para poder educar a tus hijos de una manera sana, cosa que no siempre se sabe cómo hacer.
Si tienes hijos adolescentes es una gran idea acercarte a su colegio para que te ayuden a mejorar la relación con ellos para que se traduzca en un buen desempeño académico.
En el Colegio Indoamericano, una de las mejores preparatorias en el Tlalnepantla, sabemos lo importante que es la comunicación familiar en el desarrollo de los jóvenes y en su desempeño académico, por ello, llevamos un seguimiento con los padres de familia para prepararlos y acompañarlos en el crecimiento de sus hijos.