Un complejo contiene todos los pensamientos conscientes e inconscientes, sentimientos, recuerdos, sensaciones, y, sobre todo autoprotección, tanto aprendida e innata, que están asociados con un trauma.
Los complejos en la adolescencia se relacionan con la autoestima que tienen nuestros hijos, la presencia positiva de la familia en sus vidas, el grado de comunicación familiar, el autoconocimiento y el nivel de asertividad.
La adolescencia es una etapa dominada por las hormonas, los grandes cambios físicos, psicológicos y otros factores como la incursión en la dinámica social, lo cual puede generar la aparición de algunos complejos adolescentes como los siguientes:
Los complejos físicos son los más comunes durante la adolescencia, pues el cuerpo está cambiando drásticamente, no se es niño, pero tampoco adulto y esta transición hace del cuerpo lo que quiere.
Por ejemplo, algunas partes del cuerpo crecen en desproporción al resto, como la nariz o lo dientes; las glándulas sebáceas se activan con los cambios hormonales y aparece el acné en mayor o menor medida lo que hace a las y los jóvenes sentirse incómodos con su aspecto.
Aunque es cierto que debemos enseñarles a amarse tal y como es su cuerpo, porque es el único que tienen para el resto de su vida, también es importante que como padres tengamos los ojos bien abiertos e identifiquemos aquello que los acompleja y les ayudemos, en la medida de lo posible, a resolverlo. Podemos llevarlos al dermatólogo, por ejemplo, para tratar su piel o al odontólogo para arreglar su sonrisa.
Los complejos de desarrollo personal surgen cuando tu hijo adolescente voltea a ver a su alrededor y encuentra que sus amigos están “teniendo logros que él o ella no” y comienza a frustrarse.
Este complejo ha tomado gran relevancia en los últimos años debido a las redes sociales donde las personas a veces exageramos los buenos momentos y prácticamente anulamos toda situación difícil, haciendo una ilusión de tener vidas perfectas.
Estos complejos pueden estar relacionados con logros escolares, personales, familiares, económicos y hasta espirituales donde los jóvenes se sienten en desventaja.
Este tipo de complejo puede hacer sentir a tu hijo o hija “fuera de lugar”, no perteneciente, juzgado, aislado, excluido o poco integrado a los grupos con los que regularmente tiene contacto.
Estos problemas de adaptación pueden deberse a una deficiente autoestima o autoconfianza que no le permite sentirse aceptado.
Los complejos emocionales tienen diversos orígenes. Pueden darse como consecuencia de otros complejos como el físico, el de desarrollo personal o de adaptación social, e incluso por vivencias que han marcado la vida de tu hijo o hija.
El verdadero problema de este complejo es la comparación y sobre este tema tenemos que trabajar con nuestros hijos. Debemos lograr que se sientas felices y orgullosos con quienes son y con lo que han logrado.
Para lograr formar jóvenes sanos y felices debemos ayudarles a explorar sus complejos en conciencia. No siempre se puede evitar que se disparen, pero sí se podemos enseñarles a no invertir tanto tiempo en ellos e involucrarnos con sus sentimientos y pensamientos.
Entender los propios complejos también ayudará a que tu hijo o hija tenga más empatía con los que lo rodean y piense dos veces antes de emitir juicios de valor sobre otras personas.
En el Colegio Indoamericano nos preocupamos por nuestros alumnos y somos especialistas en formar y educar a jóvenes adolescentes y conocemos de la importancia para ti como padre o madre de informarte sobre estos temas.