Si te cuesta trabajo recordar tareas, fechas de exámenes o deseas tener una buena memoria, te compartimos algunos consejos que te ayudarán a dar mejores resultados.
La memoria es una función del cerebro que permite al organismo codificar, almacenar y recuperar la información del pasado. Algunas teorías afirman que surge como resultado de las conexiones repetitivas entre neuronas, lo que crea redes neuronales fuertes.
Según la Real Academia Española, la memoria es una facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado. Se trata de una función básica e imprescindible en tu vida, debido a que está presente en todas las actividades que realizas y se divide en tres subsistemas:
Para ejercitar y mantener un adecuado nivel de cada uno de los tipos de memoria durante tus años de estudio, puedes realizar las siguientes acciones:
Diversas investigaciones han demostrado que la información se organiza en la memoria en grupos relacionados entre sí. Por lo tanto, si logras estructurar y organizar los materiales de estudio, agrupando los conceptos similares o haciendo resúmenes con notas, te será más fácil asociar la información relacionada y así mejorar tus técnicas de estudio.
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La visualización es una de las técnicas más utilizadas para obtener buenos resultados, sobre todo cuando estudias para el período de exámenes de la Preparatoria. Por ello, es importante que te fijes en las imágenes (fotos, esquemas, gráficos), utilices colores y símbolos propios, elabores mapas mentales, dibujos personales, etc.
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La atención es uno de los principales componentes de la memoria. Para que la información pueda pasar de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo es necesario que te enfoques en esta información.
Pero sobre todo que a la hora de estudiar o de intentar memorizar algo, es recomendable que te concentres en un lugar sin distracciones que te permita centrar tu atención.
Introducir una variante novedosa en la rutina de estudio rompe la monotonía y aumenta la eficacia de los esfuerzos realizados, ayudando a mejorar la recuperación de la información a largo plazo. Solo basta con cambiar el lugar o intentar con alguna técnica de estudio diferente.
Cuando te enfrentes a un material de estudio nuevo y desconocido, piensa primero cómo puedes relacionarlo con lo que ya sabes. Al establecer relaciones entre las nuevas ideas y los recuerdos previamente existentes conseguirás recordar la nueva información mucho mejor.