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Cómo es el cerebro de un adolescente (Parte 1)

[fa icon="calendar"] 28-may-2018 11:00:00 / por Colegio Indoamericano
Colegio Indoamericano

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Cambios bruscos en el temperamento, decisiones impulsivas, poca consideración en los riesgos y necesidad de pertenecer a un grupo social son algunos de los comportamientos más distintivos de la adolescencia. La respuesta a este peculiar temperamento tiene una razón y se ubica en el cerebro.

Cómo es el cerebro adolescente

Partamos de la noción popular de que el comportamiento errático de los adolescentes se debe a que el cerebro no está desarrollado de manera completa. Aunque es cierto que en esta etapa el cerebro aún no alcanza sus máximas capacidades, las susceptibilidades de la edad no tienen que ver con el proceso biológico.

De hecho, de acuerdo a estudios basados en la teoría de la evolución, el cerebro adolescente es eficazmente sensible, lo que hace a los jóvenes sumamente adaptables, preparados casi a la perfección para abandonar la seguridad del hogar y funcionar en el complicado mundo exterior.

Construcción del cerebro adolescente

La primera serie completa de imágenes de escáner del cerebro adolescente se realizó a través de un proyecto de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) que indagó el desarrollo de más de un centenar de jóvenes durante la década de 1990. 

Los análisis revelaron que nuestros cerebros experimentan una reorganización masiva entre los 12 y los 25 años.

Aunque a los seis años el cerebro alcanza el 90 por ciento de su tamaño definitivo, y a partir de entonces el crecimiento de la cabeza se debe casi exclusivamente al engrosamiento del cráneo, durante la adolescencia el cerebro sufre una extensa remodelación, semejante a una actualización del cableado de una red informática.

Esos cambios son lentos; desde áreas próximas al tronco cerebral que controlan funciones más primitivas y básicas, como la visión, el movimiento, hacia las áreas pensantes del lóbulo frontal, evolutivamente más nuevas y complejas.

Es a través de este proceso de maduración cerebral por el que podemos controlar mejor los impulsos, deseos, intereses egoístas, y generar un comportamiento más ético e incluso altruista, y –al menos a veces–, más sensato. Sin embargo, como todo proceso de cambio y maduración, no es perfecto, y en ocasiones se realiza de forma torpe.

Es aquí donde entra en juego la teoría de la evolución y la selección natural, la cual –de forma general– dicta que los rasgos disfuncionales son eliminados de los seres para su supervivencia.

¿Cómo es que funcionan los adolescentes? 

Aunque la adolescencia es una etapa donde parece estar plagada de aspectos como la angustia, precipitación, impulsividad, egoísmo e imprudencia incompetente, ningún adolescente habría superado la prueba de la selección natural, a menos que fueran las características fundamentales y determinantes de esa fase de la vida.

B. J. Casey, neurocientífica del Weill Cornell Medical College, ha indicado en diversas ocasiones que estas molestas características no son lo más relevante de la adolescencia, sino lo que más llama nuestra atención porque nos exasperan, y, en el caso de los padres, los que más preocupan ya que ponen en peligro a sus hijos.

“Estamos muy acostumbrados a ver la adolescencia como un problema, pero cuanto más averiguamos acerca de las características singulares de ese período de la vida, más nos parece una fase funcional e incluso adaptativa. Es exactamente lo que hace falta en ese momento de la vida”, señaló la neurocientífica para National Geographic.

La idea de que a los adolescentes les falla el cerebro porque aún lo tienen en construcción es falsa

El psicólogo del desarrollo especializado en la adolescencia, Laurence Steinberg, de la Universidad Temple, llevó a cabo un estudio en el que comprobó que incluso los jóvenes de 14 a 17 años (los más proclives al riesgo) emplean las mismas estrategias cognitivas básicas que los adultos, y por lo general, resuelven sus problemas razonando con la misma habilidad, además de reconocerse plenamente como seres mortales que tienen temor al riesgo.

Entonces, ¿cómo es que, si piensan igual de bien que los adultos y reconocen el riesgo como ellos, parece que toman más riesgos? El problema no está en que no reconozcan el peligro, sino que aprecian mucho más la recompensa.

Sobre esta característica y otras actitudes propias de la adolescencia hablaremos en la siguiente publicación, con el objetivo de que la relación entre padres y adolescentes sea más llevadera y exista mejor comunicación.

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En el Colegio Indoamericano, una de las mejores preparatorias del Estado de México, sabemos de lo importante que es la comunicación familiar en el desarrollo de los jóvenes y su desempeño académico, por ello, llevamos un seguimiento y comunicación con los padres de familia para prepararlos mejor en sus futuras etapas. Te invitamos a conocer sobre nuestra Preparatoria.

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Categorías: Consejos para papás

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Escrito por: Colegio Indoamericano

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