Novela gráfica, ¿tiene valor cultural y académico?

Cuando se piensa en el estudio de las letras y el español, viene a la mente la literatura, la poesía, el teatro, y se toma con menor prestigio a otros géneros nuevos, pero que gozan de gran popularidad como la novela gráfica.

Origen de la novela gráfica

Una de las razones por las que ha tardado el reconocimiento artístico a este género es porque su origen está en la historieta, un híbrido entre el arte pictórico, dibujo, y la literatura, que ha sido difícil de clasificar.

Incluso, el estudio académico de este género no comenzó hasta después de la segunda mitad del siglo XX, siendo “Apocalípticos e integrados”, de Umberto Eco, uno de los primeros análisis destacados que se hicieron sobre el formato como parte de la cultura de masas y de los mitos que en él se plasman. Este libro, de 1965, tiene como uno de los principales focos de atención el famoso comic de Superman.

Algunos expertos sitúan el arranque del fenómeno de la novela gráfica a principios de la década del 90, con la aparición de “Maus” de Art Spiegelman (premio Pulitzer 1992).

Lo que sí es seguro, es que, desde hace más de 50 años este formato de contar historias se ha masificado y se ha vuelto un instrumento para hablar sobre temas de diversa índole e importancia.

¿Tiene valor académico-cultural la novela gráfica?

Más de una universidad alrededor del mundo ya dedica análisis para reivindicar el valor artístico y literario de la novela gráfica como representante de la cultura de masas.

Es cierto que hay una gran cantidad de comics, con formatos más de historieta que van dirigidos a un público más joven. Sin embargo, cuando se habla de novela gráfica, nos debemos referir a un grupo de obras cuyo origen argumental y narrativo parte del periodismo, el documental socio-político, relato histórico y/o el ensayo crítico. Es decir, más allá del formato, la característica más importante de una pieza artística es el compromiso del autor por retratar las complejidades de la humanidad y sus historias.

Como ejemplo está la novela gráfica de Art Spigelman, “Maus”, que narra con crudeza la historia de su padre en los campos de exterminio nazis, a través de caricaturas de ratones y gatos.

De una manera sin precedentes convierten el relato no solo en un testimonio a la altura de escritos con alto reconocimiento, sino en una discusión socio-política del mundo actual.

Al mismo nivel se encuentra “La Grieta” de Carlos Spottorno y Guillermo Abril, quienes incorporaron todo tipo de elementos literarios y gráficos, como la cartografía, el retrato, el diseño y la fotografía, para contar el viaje, verídico, de dos reporteros que recorrieron la frontera desde África hasta el Ártico, con el fin de desentrañar las causas y consecuencias de la crisis de identidad de Europa.

El arte, aunque subjetivo, debe cumplir con ciertos lineamientos para poder llamarlo como tal, y uno de los más importantes, es el aporte que deja a quien lo aprecia.

La novela gráfica es un género nuevo que ya tiene en su historial obras que han marcado a generaciones, y que han sido motivo de debates y estudios, pero tal vez su aspecto más importante es el impacto y conexión que tiene con los jóvenes, quienes, a través de estas historias, adquieren hábitos de lectura y se pueden adentrar al mundo cultural narrativo-artístico.

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