La adolescencia por sí misma y los cambios que ella provoca son razones suficientes para crear cambios en las relaciones familiares durante la adolescencia. Claro que no todas las familias van a sufrir este “deterioro” de la relación entre padres y adolescentes, pero sí la mayoría.
Incluso aquellas familias que habían tenido una relación armónica durante la niñez, van a atravesar durante la adolescencia temprana una época de un cierto desajuste y de una mayor conflictividad.
Algunos investigadores afirman que el conflicto de la relación puede darse en la adolescencia temprana, y señalan que serán más frecuentes sólo en aquellas familias en las que los adolescentes experimentan los cambios demasiado pronto o demasiado tarde.
Afortunadamente, los conflictos irán decreciendo a lo largo de los años, aunque serán diferentes conforme la edad. En la primera adolescencia pueden discutir por la ropa que utiliza o ha perdido algunos buenos hábitos de higiene y en una etapa tardía podrían tener conflictos por la carrera que quiere elegir.
Con respecto a los temas que provocan discusiones y riñas familiares, los conflictos más frecuentes suelen estar relacionados con asuntos cotidianos como la hora de llegada, la forma de vestir o la falta de compromiso con el estudio.
Temas como sexualidad, política, religión o drogas no suelen aparecer con frecuencia en las discusiones entre padres e hijos, aunque cuando lo hacen, generan conflictos más intensos.
Asunto |
Frecuencia del conflicto |
Tareas de la casa |
2.02 |
1.95 |
|
Hora de regreso a casa |
1.76 |
En qué gasta el dinero |
1.58 |
Forma de vestirse y arreglarse |
1.45 |
Empleo del tiempo libre |
1.41 |
1.39 |
|
Lugares de salida |
1.39 |
1.30 |
|
Ligues |
1.25 |
1.24 |
|
Carrera o profesión |
1.20 |
Política o religión |
1.15 |
1.13 |
* 1= ningún conflicto, 2= algún conflicto, 3= bastantes conflictos, 4= muchos conflictos.
La comunicación entre padres e hijos suele deteriorarse en algún momento entre la infancia y la adolescencia debido a algunos cambios claros en los patrones con los que interactuamos con nuestros hijos. Los siguientes son algunos ejemplos:
Enrique Arranz Freijo en su libro “Familias y Desarrollo psicológico” hace otra observación importante: tanto hijos como hijas hablan con mayor frecuencia y de temas más íntimos con la mamá que con el papá, ya que la figura materna se percibe como más abierta y comprensiva.
Sin embargo, es también con la madre con quien se tienen mayores conflictos debido a esta misma razón.
Sí, aunque no lo creas ¡hay un lado positivo! Las discusiones y los conflictos son la oportunidad para que los padres veamos que los hijos están cambiando, que tienen nuevas necesidades y que requieren un trato diferente al que recibían durante la niñez.
Sin este aliciente los padres no nos veríamos motivados a informarnos más, educarnos y adecuar nuestro estilo de crianza para con nuestros hijos.
El autor del libro indica que muchas de las frustraciones relacionadas con el conflicto están más asociadas con la forma de solucionarlo que con su frecuencia o temática.
Lo ideal es resolver los problemas mediante el acuerdo y el compromiso, evitando evadir las cosas o la sumisión de una de las partes, pues esto no contribuye ni a la mejora de la relación entre padres e hijos, ni a la adquisición de habilidades de resolución de conflictos.
Si tienes hijos en etapa adolescente entenderás los retos que implica establecer diálogos de comunicación asertiva con ellos.
En el Colegio Indoamericano sabemos lo importante que es la comunicación familiar en el desarrollo físico, académico y mental de nuestros jóvenes, por ello llevamos un seguimiento con los padres de familia para prepararlos y acompañarlos en su crecimiento.
Adicionalmente, nuestro departamento de psicopedagogía se encarga de estar alerta de las conductas de nuestros jóvenes y procurar siempre la mejor educación para ellos y sus padres.